La 2ª parte de Drácula: la tradición de los Stoker
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Guillermo Uribe, @bunomemo
Hace apenas unos días, el 20 de abril, fue la jornada conmemorativa por el fallecimiento de Bram Stoker, el autor de una de las obras literarias más reconocidas de todos los tiempos: hace 103 años que falleció el escritor.
Drácula, de Bram Stoker, fue publicada por vez primera el 26 de mayo de 1897. A partir de ese momento, se convertiría en una vorágine expresionista sin precedentes que a través de más de un siglo de vida ha visitado todas las formas posibles de reinvención. El tiempo nos ha vuelto testigos del resurgimiento del Conde Drácula en el cine, la escultura, pintura, literatura, música, teatro, y cada una, a su vez, le ha otorgado nuevos bríos a toda esta avalancha de personajes y situaciones salidos de la gran mente de nuestro caballero irlandés.
Pero, ¿qué pensaríamos si alguien viniera y nos dijera que toda esta tremenda creación literaria, después de 112 años cuenta con una secuela, una segunda parte? ¿Creeríamos que uno de los dos creativos responsables es sobrino bisnieto de Bram cuyo nombre es Dacre Stoker?
A nosotros también nos tomó por sorpresa.
Esta novela se llama así: Drácula, el No-muerto. Fue publicada por primera vez en octubre de 2009 y fue creada tras un minucioso trabajo de investigación por parte de Dacre Stoker y por Ian Holt, un historiador y guionista, miembro de la Sociedad Transilvana de Drácula y experto en el sangriento personaje. La obra está basada en varias notas de Bram que fueron editadas de la primera versión de Drácula.
Esta continuación centenaria de la novela de Stoker se sitúa 25 años después de que la bandada de valientes, comandados por Van Helsing, eliminaran al monstruo a las puertas de su castillo en Transilvania. Si bien cuenta con bastantes alteraciones cronológicas y arrastres reales modificados en función de la ficción, también se puede disfrutar de una narrativa sumamente explícita y envolvente que de alguna manera nos mantendrá al filo de la emoción.
La novela puede sumergirte en una tormenta de sentimientos encontrados cuando se llega a la conclusión del trabajo literario creado por Holt y el sobrino bisnieto de Bram. Es fácil sentir una enorme fascinación por estos personajes creados por Stoker, pues enterarse de sus destinos nos convierte en presa de sensaciones melancólicas.
A pesar del esfuerzo, no es sencillo encontrar la sintonía completa con el tratamiento que Ian y Dacre le han dado a la secuela. Quizá sea por el romanticismo inherente que produce la novela original; sin embargo, pensar en lo complejo que fue concebir esta secuela hace que su narrativa se vuelva seductora y continúen la fascinación por toda esta cosmogonía oscilante entre la realidad y la ficción.
El maestro de la imaginación gótica trascendió y dejó un enorme legado con su mítico personaje. La novela que Stoker concibió desde su encierro laboral en el Teatro Lyceum de la Inglaterra victoriana, ha servido de inspiración para muchas expresiones artísticas de aquellos que, de alguna manera, se sienten identificados con el recital de formato epistolar que narra una historia fantástica y que fuera calificada por el mismo Oscar Wilde como “La más hermosa novela jamás escrita”. Tanto así inspira que casi cien años después, se pudo conocer el destino de los personajes que enfrentaron a Drácula gracias a dos apasionados de Bram.
Dicen que “segundas partes nunca fueron buenas”. Este juicio se lo dejamos a usted, querido lector.
