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Cuando Harry el Sucio abrió un concierto de Def Leppard


14 abril, 2015 @ 12:25 am

Cuando Harry el Sucio abrió un concierto de Def Leppard

#SabiduríaPop

Guillermo Uribe, @bunomemo

No cabe duda que el sonido estridente de una guitarra eléctrica, bien ejecutada, genera una descarga de adrenalina en quien gusta del rock. En muchas ocasiones he sentido eso inexplicable que corre por el pensamiento y las arterias al escucharlo. Y algunas ocasiones, esa descarga, esa sensación, he podido sentirla también en una sala de cine.

En este mundo de pasiones, es fácil mezclar una expresión artística con otra cuando se trata de obras maestras. Y el cine y el rock son los elementos del arte que muchas veces van de la mano.

Seguramente, muchos hemos tenido el deseo de que, aquello que vemos en las grandes pantallas, pueda coincidir con miles de almas sedientas de estridencias melódicas mirando hacia un escenario. Y aunque muy pocas veces ocurre, sucede.

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El 12 de febrero de 1988, en la arena deportiva McNichols de la ciudad de Denver Colorado, estaba por presenciarse uno de los más grandes conciertos de rock que se efectuaran en la década. La tripulación de la nave lunar con dirección al plano estelar estaba preparada en la escena: Joe Elliott, Rick Savage, Steve Clark, Phil Collen y Rick Allen, listos para ejecutar las canciones del mejor álbum de rock jamás creado, Hysteria.

Uno de los mejores conciertos de Def Leppard.

El escenario, en medio del mar humano, era una innovadora manera de situar el foco de la escena, totalmente en el centro de la arena. Unas mantas enormes con las figuras clásicas del arte pictográfico del álbum, cubrían las cuatro caras de la escena emulando un elegante telón teatral. Las luces generales cedieron y dentro del alarido de júbilo masivo comenzó a escucharse una voz, una recitación, un monólogo:

–I know what you’re thinking. “Did he fire six shots or only five?” Well to tell you the truth in all this excitement I kinda lost track myself. But being this is a .44 Magnum, the most powerful handgun in the world and would blow you head clean off, you’ve gotta ask yourself one question: “Do I feel lucky?” Well, do ya, punk?

(–Se lo que estás pensando: “¿Tiró seis disparos o solamente cinco?” A decir verdad, con tanta emoción, perdí la cuenta. Pero como esta es una Magnum .44, la pistola más poderosa del mundo y te volaría la cabeza en pedazos… tienes que hacerte una pregunta. ¿Me siento con suerte? ¿Te sientes así, vago?)

Entre los gustos que heredé de mi padre, heredé el gusto por ciertas películas. Y heredé, con ello, el gusto por ciertas escenas. Y así reconocí, con sorpresa, quién era el encargado de abrir el concierto de Def Leppard: la escena emblemática, la que le dio vida al policía duro, fue el principio de la noche. Era la voz del Inspector Callahan. Era la voz de Harry el Sucio.

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Dirty Harry, de 1971, dirigida por Don Siegle y estelarizada por el gran Clint Eastwood abría el espectáculo. La voz de Eastwood entraba en los oídos de los enloquecidos asistentes, aderezada con punteos aislados de las guitarras de Collen y Clark, realizados desde dentro del gran telón… el cine y el rock se conjugaban: Harry El Sucio se había colado a un concierto de Def Leppard.

En ese momento, el gran cubo formado por las enormes mantas desaparecía ante miles de ojos por efecto de la gravedad, dando paso al inicio musical. La voz de Elliott interpretaba Stagefright y la reminiscencia de la voz de Eastwood se difuminaba con grata fluidez, diluyéndose en el pasado ultra inmediato.

El cine y el rock. Juntos, nada tan poderoso.

Ni siquiera una Magnum .44.

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