Nuestra crisis petrolera: explosión de una realidad globalizada
El arranque del 2015 estuvo signado por el fatídico desplome del precio del petróleo. De 100 dólares, bajó hasta 40 dólares por barril. Es de todos sabido la relevancia del tema para nuestro país, ya que Petróleos Mexicanos (PEMEX) aporta casi el 40% de los ingresos del Estado mexicano. La reacción no se hizo esperar, a inicios de ese mismo año, el Secretario de Hacienda y Crédito Público, Luís Videgaray, anunció un recorte presupuestal de más de 124 mil 300 millones de pesos al gasto federal, de los cuales destacan la reducción de 7 mil, 800 millones a Educación; 3 mil, 339 millones a Salud y 900 millones al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Los daños naturales a cambio de la ganancia económica del Fracking, son muy altos
El recorte a Conacyt, por pequeño que haya sido, resultó contradictorio, ya que pareciera que no se logra entender que la actual crisis petrolera resulta inexplicable sin el uso de la tecnología. Estados Unidos saturó la demanda del crudo, como consecuencia de la implementación de los fracking; método de extracción altamente dañino al medio ambiente, pero muy eficaz para reducir riesgos de inversión financiera. Es por ello que las reformas impulsadas por Peña Nieto, a nuestra Constitución, que facilitan la inversión extranjera en la extracción de aguas profundas, resulta poco atractiva, por el alto riesgo de inversión. Los petroleros norteamaricanos en este momento apuestan más por el fracking.
A pesar de lo que dijo José Franco López, coordinador del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, sobre que el recorte para ciencia es “manejable”, México no saldrá nunca de la crisis en la que nos encontramos si no se considera a la investigación científica como motor de desarrollo, más allá del discurso.
Nuestra crisis petrolera fue provocada por EU
Hay quienes señalan que la sobreproducción del crudo en realidad es una guerra económica emprendida por Estados Unidos en contra de Rusia y Venezuela; finalmente los árabes resultan poco afectados y nosotros somos sacrificables, lo que nos coloca en medio de un fuego cruzado, con una fuerte carga ideológica contra Venezuela por su beligerante discurso antinorteamericano, y geopolítica contra Rusia por su invasión a Ucrania; en resumen, una suerte de reavivamiento de la Guerra Fría.
El gobierno de Peña Nieto anunció, en su momento, estar preparado para resistir el desplome del precio del petróleo, ya que se había comprado un seguro que garantizaba la venta del barril a 79 dólares. El problema es que la política que se asume es más un paliativo que una solución de raíz. El precio del crudo no ha repuntado en los últimos años, y al contrario, hemos sentido los recortes al presupuesto desde hace tres años.
El problema es de fondo, tiene que ver con nuestra capacidad para sostener un rumbo sólido como país. Seguir con el mismo diseño económico de hace varias décadas, nos deja a merced del vaivén mercantil petrolero. Confluyen en este tema distintos aspectos que van más allá de lo económico. Sigo en la idea de que es fundamental refundar la nación para reorientar el modelo económico y social. Esperemos que el cambio de gobierno en nuestro país, traiga consigo una mejora económica en los próximos años.