El “infiltrado” de Rectoría: Luciano Arístides
Su rostro es noticia. En tiempos de Twitter, alguien puede pasar del anonimato a ser una figura pública en cuestión de minutos. Desde la mañana del 17 de noviembre, su nombre y su semblante se han convertido en la traducción de un término tan utilizado en estos últimos meses: Luciano Arístides Avilés es el rostro del “encapuchado”; es el sinónimo del “infiltrado”.
La marcha de estudiantes para condenar la balacera en Ciudad Universitaria, el domingo 16 de noviembre, fue la frontera de su vida. Su rostro apareció al día siguiente en los diarios nacionales: en su mano sostenía una credencial que lo acreditaba como profesor del INEA; en su rostro, furibundo, es notorio que alzaba la voz para tratar de explicar que no era un “encapuchado”, que era periodista. A su alrededor, decenas de brazos y voces lo increpaban y lo obligaban a irse, escarnecido. Los manifestantes, por fin, habían atrapado a uno de ellos, a uno de los “infiltrados”. Pero, ¿lo es?
Profesor, periodista, activista, freelance… con estos argumentos sobre su actividad profesional, Luciano Avilés se deslinda de los señalamientos que caen sobre él. Sin embargo, los hechos en los que participó están inmortalizados en dos imágenes: en una, sostiene su carácter de periodista en medio de decenas de estudiantes que lo afrentan ante Rectoría; en otra, parece posar frente a las llamas en las que arde la puerta de Palacio Nacional. ¿Qué hacía la misma persona en dos momentos tan importantes de la Historia reciente? ¿Qué necesidad había de hacerse tan visible?
Diversas teorías hay acerca de su aparición repentina en los medios, pero explicaciones, sólo la de él. Su vida, según comenta, ha dado un giro desde aquella tarde en Ciudad Universitaria. Su interés, explica, era tomar nota de los acontecimientos para narrarlos en su blog de noticias.
Son muchas las dudas que ha despertado su actuar. Sin embargo, en Consideraciones creemos en la pertinencia de darle el derecho de réplica contra las acusaciones que le han hecho. La entrevista que tenemos a continuación fue realizada el lunes 24 de noviembre, en el centro de la Ciudad de México. Cabe aclarar que ha sido editada para adaptarla a la lectura en línea, sin embargo, respetamos en todo momento el sentido de las palabras del entrevistado.
Esta es la versión de Luciano Arístides Avilés Hernández.
Consideraciones (Cons): ¿Qué pasó el domingo en Rectoría?
Luciano Arístides Avilés (LAA): No hay pruebas de que yo estaba encapuchado cuando los hechos en Rectoría, David Fuentes (reportero de El Universal responsable de la nota) ni siquiera estaba ahí, ¿quién le pasó los datos para la nota, o cómo es que la redactó? Pero bueno, finalmente en la nota de la primera plana de El Universal se dice que yo estaba encapuchado. Algo verdaderamente falso. Información que retoman medios internacionales; y luego que lo diga Carmen Aristegui, en la mañana, pues entonces se convierte en verdad. No puede ser de otra manera.
Eso te pulveriza, pues no eres nadie, no te respalda un medio de comunicación importante. Luego vienen las amenazas en las redes sociales, el acoso. En estos medios pasa lo mismo que criticamos del sistema judicial en México, primero lo agarramos, luego averiguamos, así en las redes, primero acusamos, luego verificamos.
Cons: ¿Cuáles han sido las amenazas?
LAA: “Te vamos a agarrar”, “deja que te atrapemos”, “te vamos a matar”. Aunque igual hay contrapeso con la gente que me conoce. Pero ya no hay forma de quitártelos de encima. Pero lo interesante aquí es que se crea un fantasma del infiltrado: se construye una paranoia, que ya se ve; ya es moda decir “infiltrados”. De que existen, existen, pero nadie va a dar la cara. Es fácil caer en el estigma. Por ejemplo, los anarquistas, ahora son los violentos. Y eso desmoviliza.
Cons: ¿A qué te dedicas?
LAA: Soy periodista. En realidad no vivo de eso. El medio donde contribuyo es algo muy modesto, se llama CriptogamaMX. Yo cubro la fuente informativa en este medio, de los movimientos sociales. Este medio nace en el 2012. También fui parte del Consejo General de Huelga en 1999, en la huelga de la UNAM. Pero jamás he sido parte de un grupo, pues traen ya una posición muy dada, y lo que desmadró al movimiento fue que igual había infiltrados.
Cons: Hay dos fotos, una de la quema de la puerta de Palacio (Nacional) y otra en Rectoría, ¿eres tú quien aparece en las imágenes?
LAA: Sí soy yo. Desafortunadamente sí. Anteriormente se me había pedido que fuera más prudente, cosa que atendí de parte del medio donde trabajo. Pero luego en Ciudad Universitaria… yo llegué en la madrugada, di un rondín porque el aviso era que estaban rodeando CU con policías. Ya en la tarde se da una minimarcha y una asamblea. En el momento en que me increpan, es porque yo expreso mi molestia a los que estaban intentando tomar Rectoría, entonces sale un tipo gritando “¡infiltrados, compañeros!” Y sucede lo que aparece en el video.
Cons: Llaman la atención los videos donde sales, mientras te increpan, ¿qué buscabas al tratar de incidir en el hecho del intento de toma de Rectoría, si ibas como periodista?
LAA: Yo creo en el trabajo que hacen en Desinformémonos, creo en un periodismo con postura. Yo participo, me siento parte del movimiento, pues es una ofensa contra todos. La parcialidad no la creo, yo soy parcial.
Cons: Pero no es lo mismo ser parcial, que tratar de incidir en un movimiento. Entonces eres más un militante que un periodista.
LAA: Yo creo que decirles que a veces se equivocan es legítimo. Yo les estaba diciendo que eso no convenía al movimiento. Yo pienso que eso se vale, fui a la marcha del 20 de noviembre, a pesar de que me dijeron “no vayas”, “te arriesgas”. Yo no busqué esta situación, pero tampoco me voy a esconder.
Cons: ¿Consideras que fue un montaje contra tu persona? ¿Te consideras víctima de un montaje?
LAA: No, yo no me siento víctima. Yo acepto que fui irresponsable. Y creo que sí fue un montaje, de parte del Estado, de los medios de comunicación, sobre todo del CISEN.
Cons: ¿Tú eres un infiltrado?
LAA: No, pero de que existen existen, pero no son gente como yo. Yo sí di la cara a los medios.
Cons: En la quema de la puerta de Palacio Nacional tienes una gabardina. Pero hay otra donde se ve una persona detrás del cuerpo de granaderos ¿eres tú?
LAA: No. Eso ya lo comenté en el noticiero de Luís Cárdenas, en MVS, la única entrevista que me concedieron en MVS. Yo no estaba ni adelante ni atrás de los granaderos. La que está atrás, esa persona yo sí lo vi, traía un escudo en el brazo, no sé quién es, pero vi también a… que es un cuate que participa en el pentatlón. Ninguno de los dos han dado la jeta, yo sí.
No traigo una cámara profesional porque trabajo con un celular. Luego dicen, que “por qué anda con gabardina”, “que se cree, de la banda machos” o “es narco o qué pedo”. El nivel de estigma es que si no vistes de tal forma, entonces “no eres”.
Cons: Entonces si eres periodista, pero no vives de eso, de qué vives…
LAA: Trabajo para varias empresas de freelance. Trabajo con proyectos de base de datos, actividades diversas que no tienen que ver con algo policiaco. Tengo mi número del seguro social, ahí se puede comprobar mi trayectoria laboral. El otro día llegué a mi centro de trabajo y me dijeron que ya no me presentara. Ahora soy un “feliz desempleado”.
Cons: ¿Trabajaste alguna vez con diputados, con el PRD?
LAA: Llegué a trabajar para los centros (sic), como profesor, nunca me he afiliado ni he realizado trabajo político en ningún partido.
Cons: ¿Trabajaste con la diputada Polinia Romana o el diputado Fernando Zárate?
LAA: Trabajé como profesor del INEA, pero trabajo político no lo tengo.
Cons: ¿Alguna vez has sido parte de una dependencia pública o de gobierno?
LAA: No. Trabajé en un programa, para armar el 072; a través del Call Center, hicimos el software.
Cons: ¿Trabajaste en alguna corporación policiaca?
LAA: No, tampoco. Un dato revelador es que ni siquiera tengo cartilla militar, sin ese documento no te aceptan ni en las seguridades privadas. Pero la bronca no soy yo, la bronca es que quieren generar un ambiente de desconfianza dentro del movimiento, construyen un espantapájaros. Yo soy un chivo expiatorio. Lo que hicieron conmigo es lo que cae perfectamente para empezar a dividir al movimiento.
Cons: ¿Vas a continuar con tu participación política?
LAA: Pues mira, el problema es que ahora ya tengo el estigma, y si la banda dice que eres, pues eres, aunque no lo seas.
Cons: Por último, si la asamblea se convocó en la tarde, ¿por qué llegaste a las 3:00 de la mañana a CU como dijiste hace un rato?
LAA: La asamblea se convocó en metro Copilco, para irse a otro lado, pero de repente la gente que llegó, que eran como doscientas (personas), máximo, decidieron irse al Che (Auditorio de la Facultad de Filosofía). Porque hay que decirlo, que ahí también hay intereses, a mí no me gusta encubrir a nadie. Hay gente nefasta que aprovecha la coyuntura. Sesionan en el Che y luego deciden irse a Rectoría como a las 13:00 (horas). Se le pidió al orador que tuviera prudencia porque estaban los policías cerca de Rectoría, y en lugar de eso, incitó a los asistentes a acudir al edificio de Rectoría. Luego pasó todo lo que ya sabemos.
Cons: ¿Y qué hacías ahí a esa hora, en domingo, en la madrugada?
LAA: Andaba dando vueltas en mi bicicleta. Reportando que llegaban los policías para mi medio.