De Norte a Sur Opinión

“Me siguen sin cuadrar las cuentas…”

Colaboradores


21 octubre, 2016 @ 7:29 am

“Me siguen sin cuadrar las cuentas…”

Sobre la Jornada de Paro Feminista #NiUnaMenos

Karla Amozurrutia

“El feminismo es una forma de vivir individualmente

y de luchar colectivamente”

Simone de Beauvoir

Me siguen sin cuadrar las cuentas de las mujeres que ayer salimos a la calle; me sigue costando creer que somos aún pocas las que manifestamos nuestra indignación y enojo por lo que pasa en nuestro país, desde hace mucho, y con mayor visibilidad hoy en día; me sigo preguntando el por qué de la falta de articulación feminista en torno a un objetivo común que es luchar por seguir viviendo; me cuestiono si las causas de la baja afluencia femenina serán: la recurrente y poco consciente pregunta mexicana -para todo lo que nos parece inútil- el indignante: “y para qué, al fin que aquí nunca pasa nada”, la falta de tiempo de las mujeres trabajadoras, esta vida de prisa y caótica, la exclusión de facto porque no son feministas; la poca empatía o la generalizada apatía… en fin, aún me siguen sin cuadrar las cuentas, sobre todo, porque en este país sobran los motivos –ahí las cuentas siguen sumando- para salir a las calles, pero aún más cuando a nosotras nos están asesinando, nos están robando la paz, la libertad, la dignidad; cuando nuestras hijas viven en un contexto de horror, temor y violencia; cuando en esta humanidad lo que estamos exterminando es justo, lo que nos hace ser “humanos”; cuando mi género está amenazado por miles de redes de “trata” y además por el género masculino que no se ha dado cuenta, o no quiere darse cuenta, de su papel en este conflicto -algunos lo están haciendo y lo reconozco-, pero me siguen sin cuadrar las cuentas.

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Imagen de: Las hijas de violencia

Entonces aparece frente a mis ojos el fantasma de las que están y no estuvieron, ahí en ese momento de grito de presencia, en memoria por las que no están, por las que ya nunca más estarán, pero seguirán aquí, ellas: ¿dónde están?.

La idea de una Jornada de Paro Nacional, convocada, esta vez, por las mujeres argentinas, siempre me ha parecido interesante, cuanti más si hablamos de un paro de mujeres, un momento para desaparecer de la vida laboral y cotidiana, como lo decía claramente una de las consignas difundidas: “Si mi vida no vale, produzcan sin mí” y congregarnos a sentir nuestro dolor e indignación porque a nadie le importamos, no somos valoradas y nadie mueve “un dedo” por encontrarnos o buscar a los culpables; nos negamos a pensar y sentir  que nuestro ser femenino es una cuerpo inerte que carece de valor social y emotivo, que nuestra función social, antes considerada fundamental -sin valor igual, pero de otro tipo- para la construcción social: dadoras de vida, columna vertebral de la familia; pero hoy, donde no sólo somos madres y nuestra función se ha diversificado,  no se encuentran los motivos fuertes para pensar en el vacío tenebroso que se expande cuando nos asesinan, nos desaparecen, nos descuartizan, nos venden… o con la herida abierta, sangrante de la sociedad cuando nos violan, nos acosan, nos violentan, nos agreden, porque nuestras emociones no son dignas de respeto y nuestro cuerpo, transformado en moneda de cambio, no vale, no existe, por lo tanto, nos están negando el derecho de existir, el derecho de vivir en paz, y además, me siguen sin cuadrar las cuentas de todas las que faltaron, las que faltan y las que faltarán.

Ayer, las manifestaciones estuvieron bien, muy bien, pero no es suficiente, la energía se contagia al reunir a las mujeres, la adrenalina brota de nuestras voces, una voz, cuando gritamos “mi cuerpo es mío, solo mío, tengo autonomía, yo soy mía… que te dije que no[…]” y entonces la mente rememora el caso de las muertas de Juárez, las miles de mujeres desaparecidas, los feminicidios, la violencia de género, la trata, las desapariciones, los asesinatos transgénero, y la lista suma más cada vez y la impunidad crece con ella;  debemos seguir, así como Argentina y otros países, esto no es endémico, es sintomático.

Yo sé que hay una brecha histórica y política de organizaciones feministas que dejaron legados; el problema es que los objetivos de ayer no siguen siendo necesariamente los de hoy: la necesidad de ser reconocidas en la vida política fue su motor -invisibles de otro modo-, pero los de hoy son justo lo contrario: nuestra pérdida de valor emocional y social flagrante humano, nos negamos a la deshumanización, frente a la sociedad, frente a esta sociedad machista y patriarcal que domina las esferas políticas públicas, las cuales -es momento- de asaltar y transformar.

Las coyunturas son detonantes, pero la continuidad es la afrenta, lo fundamental. Las mujeres de ayer, de hoy y mañana afrontaron, afrontan y afrontarán un reto:  no dejarse llevar por la corriente de la pasividad.

El problema para todos los movimientos es la auto-marginación y la falta de herramientas para incluir; entonces debemos pensar cómo nos acercamos a esas mujeres que quieren salir a la luz, pero su posición sigue estando en la oscuridad, ese es el meollo. Nos toca pensar, entre todas, las que estamos de este lado de la luz, que tampoco es que estemos iluminadas tantísimo, pero al final, sin esa poca luz, no podríamos generar el fuego que necesitamos para salir de las sombras.

Colaboradores

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2 comentarios
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    Marcela Carmona.

    Saben el problema es también es que veo dificil cambiar la mentalidad de otras personas, me refiero al Patriarcado y mentes machistas, que te ven cómo objeto. Somos humanas que sentimos y podemos pensar. He luchado contra esa forma de pensar toda mi vida y no ha sido facil. Pero tampoco imposible.

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    Juan Carlos Angulo

    Es bien fácil. Solo debes saber sumar y con eso cuadran las cuentas. XD

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